When I am with the moon. [Tam]

Ya era entrada la noche, caminaba por el puerto, allì, Por Port Angeles. La Luna brillaba con fuerza en ese momento, la observè un segundo y luego dirigi mi vista hacia el muelle, pensaba estar allì un rato, cuando creì ver una figura conocida. Esperando que fuera quien yo pensaba camine hacìa al muelle, cuando ya estaba un poco màs cerca me fije que habia acertado, era uno de mis mejores amigo, Gerard.
Sonreì. -Hola... Gee.- saludè.

Vale, genial. ¡Simplemente genial! ¡Amaba el mundo! Y nótese la tremenda ironía con la que lo digo. Justo AHORA tenía que aparecer tras de mi el mismísimo TAM. A ver, que no lo odio ni nada, es más, es mi mejor (por no decir único) amigo humano. Es mi mejor amigo, eso indudablemente. Dependiendo de lo que pasase podría matarlo sin proponérmelo. Realmente éste chico se olía a kilómetros de distáncia. Era un olor delicioso. Simplemente dulzón, a diferencia de los horribles olores de los humanos corrientes del mundo actual. Lo había olido y oído desde hacía rato, sus traspiés eran característicos en él. Sonreí, sabía perfectamente que él intuía mi condición, pero yo jamás se lo había confirmado así que probablemente él no supiera del todo que yo era vampiro.

Mi buen humor continuaba intacto al girar mi vista como si estuviera sorprendido de verlo por allá. Sonreí sinceramente, Tam era el único que me hacía sonreír de ése modo, y aunque me preguntaba porqué, jamás hallaba respuesta a ésta pregunta.-Buenas noches, Tammi... ¿No es un poco tarde para que rondes SOLO por el puerto?-comenté con sencillez sonriendo y con soltura.-Yo podría ser un asesino o un violador ¿entonces qué harías?-añadí, me encantaba fastidiarlo de ese modo.

Suspirè. -No creo que me violes. Menos que me asesines, Gee. Ya lo hubieses hecho...
Luego me sentè a su lado, y volvì a sonreirle. No lo hacìa a proposito porque tuviese que sonreìr, simplemente salìa de mi.
-¿Y tù, que haces por aqui?- preguntè yo, mirandole.

A veces Tam era tan simple que me daban ganas de abrir su cabeza para ver si realmente tenía cerebro. ¿Realmente un humano podía ser tan despreocupado y feliz? No lo entendía en esos momentos, no, no lo entiendo ni siquiera hoy.-Podría estar siendo como la bruja de Hansel y Gretely estar "engordándote" para comerte.-le dije con una mirada un tanto psicópata. Nada, sabía que con él no funcionaba. Maldito cabezota enano.-¿Yo? Me gusta la luna, me encanta la noche, amo pasear bajo ella.-solté riendo suavemente.-Además, a los psicópatas nos encanta la noche, es cuando mejor se asesina a la gente.-añadí en voz baja, pero esperando que me escuchase. Suspiré y recliné mi cabeza hacia atrás ligeramente, mirando la luna, antes de mirar a ése chico tan perfecto que tenía a mi lado. Si, yo podía ser muy "Yo", y tratar a la gente de una forma distinta por persona, pero Tam me hacía distinto. Mi mejor amigo desde hacía un par de años (o puede que tres, cuatro, cinco... No más de 7, claro) quién sabe, desde hacía tiempo ya.

-Te ves muy despierto a pesar de las horas que son. Es más, últimamente estás muy despierto.-comenté sonriendo de lado de nuevo con actitud buena.

Demonios Gee... Si cayeras en lo importante que eres para mí, y en que actuo como un imbecil cuando te veo porqué al mantener siquiera una palabra contigo toda la mente me queda en blanco... Si cayeras en verdad en lo mucho que te quiero... a mi lado.

-Yo... ¿Qué?- me había quedado completamente perdido en sus ojos, y adopté mi conocidisimo rubor en las mejillas. -Ah... Lo... lo siento, no te oí bien...- sacudí la cabeza. ¡Basta Tam! Gerard Way jamás se fijaría en ti, NUNCA, NUNCA, NUNCA JAMÁS de los jamáses. No es ningún homosexual enfermo mental para que se fije en un monstruo como tu... Bueno... Si cambiarás de sexo con un par de muchas operaciones -...En realidad tenía mucho sueño. - me encogí de hombros e hice como si no me hubiese sonrojado, y aún seguia con ese color en mis mejillas. -Pero me lo quitaste por completo-.
Por completo por tu voz y tus ojos que me han acompañado desde hace, por lo menos, cinco años.


Off: AL FIN PUDE ACCEDER AL FORO xD, en verdad me costo muchisimo entrar, por el Black Berry no me dejaba TT-TT Y Aahora al fiiin en la escuela entro -.-'' :3

Parecía pensativo. De nuevo. Esos pensamientos que me quitaban protagonismo...

¡Hey Tam! ¡Estoy en frente! ¿Acaso piensas en una mujer? Cambiaré mi dieta por un rato y la comeré entera si es así...

Mis pensamientos eran algo psicópatas, si.

Wow, ya sabía yo que a veces me ignoraba... Dulce humano inocente y empanado de la vida... Esperen... ¿SE SONROJÓ? Y éso cómo ha de ser posible? Un vampiro tiene mucha mejor vista que un humano, incluso vi cómo intentaba fingir que no pasó nada.-Si tenías sueño y yo te lo quité, entonces soy mala influencia, debo suponer. Has de dormir ¿sabes? tu cuerpecito sino se sentirá mal en la mañana.-le dije con ternura y una sonrisa amable en mi cara. En realidad amaría que su cuerpo estuviera cansado en la mañana... pero no por quedarse así, despierto sin hacer nada, sino por mantenerle yo despierto ocupado en... nada, nada!

Desde ya que no había entendido qué quiso decir con éso. No, sí lo entendí. No quería creerlo, éso es otra cosa.¿Porqué no quise creerlo? Porque era técnicamente imposible. Yo tenía CIEN años, él tenía casi 30... No sé, pero era yo 70 años mayor. ¿Quién se fijaría en alguien como yo? ¡NADIE! Es demasiado obvio. Ni siquiera Lindsay se fijaba, si su padre no llega a obligarla... Bah, pero ella era una zorra más que sólo buscaba el dinero de la familia.

Sin venir a cuento ni nada, le di un abrazo suave, controlando gran parte de mi fuerza vampírica, que a su lado quedaba reducida a cenizas.-Estoy loco.-susurré tratando de que no me escuchase. "Tú me vuelves loco" añadí en mi cabeza. No se deshizo del abrazo repentino, no sé, tenía ganas de abrazarlo, pocas veces le abrazaba. Los amigos no se abrazaban todo el rato ¿no? Yo quería ser un buen amigo a pesar de que jamás tuve uno antes (Sania no cuenta) y no que se alejara corriendo por creerme enfermo o lo que es peor, que me creyese gay y supiese que me gustaba. Éso sería una tragedia.

Iba a responder acerca de su comentario cuando sentí como sus brazos me rodeban.
Me estaba abrazando. ¡Gerard me estaba abrazando!... Me volví a sonrojar. Si lo abrazara tal vez me vería demasiado imbécil, pero ¿Qué importaba?, también lo abracé:

-¿Por qué me abrazas, Gee?- pregunté con dulzura, aspirando su delicioso aroma.

Cerré los ojos un instante y luego los abrí, para guardar el momento en mi mente por completo.

Espera, espera, espera, ALTOOOOOOOO!

¿TAM DI MARCO ME CORREPONDÍA EL ABRAZO? No, imposible. Vale, si, éramos amigos pero... No, él no solía buscar contacto "humano" conmigo. Yo le había abrazado. Vale, era yo el culpable de la incómoda situación para el chico. Noté la dulzura de su voz y sentí unos irrefrenables deseos de hundir mis colmillos en su cuello y tomar hasta la última gota. Pero no le haría eso, no a él que resultaba ser el único amigo verdadero que tuve jamás, además de Mikey, pero Mikey era mi hermano.

-Te abrazo porque eres importante para mi y cualquier día puedo perderte y no quiero que eso suceda, Tammie.-contesté automáticamente sin dar tiempo a pensar una respuesta idónea a mi cabeza, una simple excusa... Dicen que la verdad siempre nace del corazón, que lo que decimos sin pensar es lo que realmente sentimos y lo que no se puede esconder siempre sale sin pensarlo... Me importaba un comino, probablemente acababa de meter la pata.

Sonreí. -Tú también eres importante para mí, Gee.- confesé, aún sin soltarlo, no quería soltarlo. Quería que el momento durara por siempre. –Demasiado.-bien, ya era momento de callar, sí decía una palabra errónea podría alejarse de mí y no volver a hablarme nunca en la vida. ¿Pero qué importaba ya? Yo le quería, y le quería mucho, aún así no podría decirle “Me gustas”, estaba casi completamente seguro de que se alejaría de mí al cien por ciento. –¿Puedo confesarte algo y prometerás no alejarte de mí?- susurré casi inaudiblemente, esperando que no lo hubiese escuchado.

Yo importante. Genial, era importante. Y no en el ámbito de guerra. Eso me daba una felicidad instantánea casi absoluta. Pero él añadió algo, demasiado importante. ¿Tal vez era él un cazavampiros y por eso yo era importante? Mil teorías se acoplaban a mi cabeza con diversión y rapidez.

¿Porqué demonios tenía que pensar tanto las cosas. Estaba él pensativo, hasta que preguntó aquello.-¿Que si puedes confesarme algo? Lo que tu desees, Tammie, yo no me alejaría por nada del mundo.-dije rápidamente con tono comprensivo. Solo esperaba que no dijese algo como

"Me caso en unos meses" o "Querido Gee, me han diagnosticado Cancer y moriré" esas dos frases no podría soportarlas... ¿Suicidarme acudiendo a los Vulturis? Si, una buena idea.

Esta bien, analizemoslo. Era posible que al final, después de decirlo no se fuera de mi lado, pero ya nada sería igual. ¡Bah! ¿Ahora que importa? Ya había empezado a hablar... el punto era ver si tenía las agallas para terminar.
-Sucede que...- tragué saliva, ¿Se lo iba a decir? Él había dicho que no se alejaría de mí por nada... Suspiré. ¡Vamos Tam, no te eches para atrás!, No seas niña como de costumbre y dicelo. -Me gustas.- dije atropelladamente. ¿Solo me gustas? ¡Me encantas! -Mucho.

Un "YO" preparado para soportar un duro golpe y fingir que todo estaba igual, abrió los ojos de par en par.-WHAT THE FUCK?!-pregunté casi en gritos. No entendía nada. ¿Le gustaba? ¿Le encantaba? Me quedé en shock unos instantes y me tomé del pecho para intentar tomar ése aire que no necesitaba por ser vampiro, lo tomé hondo y fuerte y parpadeé un par de veces demasiado perplejo. Me quedé mirándolo fijamente, su cara de desilusión me partía en pedazos, no pude evitarlo: Me peiné.(?)

Sí, me peiné, con la mano derecha además, el nerviosismo se notaba en el ambiente que estaba tan tenso que se podría cortar con tijeras. Al final sin darme cuenta ni siquiera me encontré besándolo suavemente en los labios. ¡Idiota, Gee! No debiste usar tu velocidad, idiota! me repliqué a mi mismo pero no había tiempo ni ganas de pensar en otra cosa que no fuera el joven que tenía delante. Pero... Me separé de el empujándolo ligeramente, cierto, yo lo había besado, pero...

-Esto está mal, Tam, está mal...-dije con nervios y notablemente alterado. ¡Le sacaba unos ochenta años! ¡OCHENTA! Y yo sin embargo "le gustaba". -No me gustas, Tam. Tu no me gustas ni me encantas.-dije aunque podía malinterpretarse mal.-Yo te amo, Tam.-Ale, ya lo dije, genial, después de 1, separarme de el, y 2, decir que estaba mal... le decía que lo amaba. ¡Bravo, Gerard, te superas cada día más!

Oh por todos los cielos, acababa de darme un beso. ¡Acababa de darme un beso!. -¿Qué?- pregunté estupefacto, mirándolo fijamente, hasta que volví a abrazarlo, aunque por un corto instante mientras decía: -Yo también te amo, Gerard.- sonreí, lo solté al fín, sentía como mi corazón se aceleraba. -Te amo muchísimo.- dije con rapidez, pasandome las manos por el cabello. Debía estar soñando, ¿Cómo saberlo? Sus labios se sentían completamente reales, sí es que así se sentían porqué hacía mucho que no tocaba unos... Tal vez podría lanzarme al mar, ahogarme y así comprobar que todo era verdad, que todo eso acababa de suceder... Pero no, no iba a hacerlo, Sí me ahogaba naturalmente moriría y no podría disfrutar de nuevo de sus besos.

Parecía completamente alucinado, alucinado más que yo. ¡A mi no me podía culpar, él comenzó! Ahora sí, sí, lo llevaría de shopping porque si no dejaba de hacer ésos gestos le arrancaría la ropa a mordiscos y me lo comería de un bocado.

Lo besé en el cuello ligeramente. Me alejé rápidamente de él, tapándome la nariz sin nada de discreción, olía dulzón y apetecible. ¡No, Gerard! Eres un jodido vegetariano, superaste hace tiempo lo de la sangre humana, ni se te ocurra morder a Tam.

-Me alegro de que me ames... Pero tal vez sea mejor que me olvides, Tam... Mejor para los dos, mejor para ti sobretodo... Todo esto puede acabar muy mal si sigues a mi lado.-le dije con tristeza y preocupación, debía contenerme, nada de morderlo.-No sabes lo que soy, Tam, soy un jodido monstruo...-añadí casi lloriqueando como una nenaza.

Lo observé atonito. -¿Qué?- estaba a punto de llorar, No, no. Eso no podría estar pasando ¡Era simplemente imposible! ¡NO, NO, NO! -Gee.. Yo no quiero alejarme de ti. Por favor... No me digas eso, no me digas que debo olvidarte.- mi voz se quebró en varios momentos por el nudo que tenía en mi garganta, entonces en verdad las lágrimas bajaron por mis mejillas. -No me importa nada, yo solo quiero estar contigo.- chillé, sonando como una adolescente estúpida y enamorada al ciento diez por ciento, no deje de observarlo: -Por favor... No me hagas esto.- supliqué, podría asesinar a alguien con tal de que no me dejara sin su presencia.

Mandé mi moral a la mierda y si le mordía le mordía, ya está, se acabó, no pensaba volver a sacrificar mi propia felicidad por nadie ni por nada, never. Su voz rota y sus súplicas eran lo único que necesité para saber que si, que me amaba de verdad. Lloraba, Lloraba.-No llores... ¡NO LLORES!-dije desesperado besando cada una de las lágrimas que rodaban por sus mejillas. Parecía un adolescente y eso me encantaba, la verdad. Su mirada sobre mi daba a entender su mente psicópata, suplicando por cosas que realmente a largo plazo no podrían ser, pero no importaba nada. Nada.

Ni el muelle, ni la luna, ni la suave brisa ni el olor del mar... Solo importaban ésos ojos castaños empapados de lágrimas. Los miré fijamente tratando de no llorar, si hubiera tenido pulso, se me hubiera acelerado cuando lo tomé de las manos.-Yo... No te alejes. No. Nunca te alejes de mi...-le rogué esta vez yo. Y sin pedir permiso ni nada lo abracé con poca fuerza pero que para él representó mucha, demasiada? no, la justa. Olí sus cabellos y me dieron ganas de peinarlos(?) como siempre pero me limité a buscar sus labios, a concienciarme de que era real...

Y lo real fue lo que sucedió, el beso se profundizó, me correspondía obviamente, pero olvidé un pequeño gran detalle: Colmillos. ¡Genial, Gerard! Si, si, tu pínchale con los colmillos mientras lo besas... Oh, ya se pinchó, trata de no echarle nada raro o se convertirá, nada, prueba superada. Me aparté de él con una sonrisa algo tímida y avergonzada por lo que acaba de pasar. Nadie tiene los colmillos tan afilados.

-Auch.- murmuré llevandome por un momento una mano a la boca. Lo observé un instante y baje la vista. Gee estaba muy raro, respiré bastante hondo y luego volví a mirarlo.
-¿Sabes?- pregunté. -... Has estado... extraño.- fruncí el ceño, no quería que se molestara conmigo. Pero era cierto.
No dije nada más. Sabía que se iba a enfadar, así que me limité a no verlo prestandole más atención a las olas, ¿pero a quién le importaban las nefastas olas en ese momento?
Tragué saliva y volví a mirarlo. -En verdad extraño.

Obviamente, después de "pincharlo" no podía pretender fingir que yo no había sido y menos él no iba a decir nada. Bajó la mirada. Cierto, yo estaba rarísimo, sonreí de lado dejando ver mis dientes con un tanto de verguenza por ello, si hubiera tenido sangre en el cuerpo me hubiera puesto colorado por lo raro de la situación.-No lo sé, Tam, es que estoy loco...-dije con sencillez, todas las lágrimas se quedaron olvidadas en un rincón junto al dolor pasado.-Loco por ti, Tam.-añadí en un suspiro.

-Interesantes, las olas ¿eh?-dije con sorna casi riéndome con ironía, entonces tragué saliva antes de mirarlo directamente a los ojos.-Soy extraño, Tam, más extraño de lo que puedas imaginar, y dentro de mi "rareza" entra el hecho de que ahora mismo si me acerco a ti un poco más acabaré mordiéndote el cuello.-le expliqué rápidamente y algo divertido a la vez que con pesar.

Me giré perplejo, con los ojos abiertos como la letra O, ¿Acaso había dicho eso de... morder mi cuello?

Obviamente cualquier persona con un poco de sentido común se daría cuenta de ello, ¿Un vampiro? Por dios, ¡Qué risa me causaba eso!

Me mordí el labio inferior, intentando no reír. ¡No podía ser cierto! Era simplemente im-po-si-ble, con todas las 9 letras de la palabra.

-¿Bromeas, no?- pregunté sonriendo de lado, como cada vez que sonreía, aunque un poco preocupado.

Gerard, Gerard, debes decir que bromeas... vamos. pensé, sin dejar de mirar esos ojos oliva, que observandolos con más atención se veían un poco esmeraldas.

-Bromear? No.-contesté secamente. Cerré los ojos con fuerza. Sí, él se había dado cuenta de lo que yo era, no si más pistas ya no le podía dar... -No... No te alejes de mi, por... por favor.-rogué aún con los ojos cerrados.

Necesitaba una explicación, si.-Nací en 1910, Tam.-finalicé, probablemente ahora comprendería mi gran odio hacia las guerras, en especial cuando alguien defendía que el mundo sería mejor después de ellas. Me daba rabia porque yo peleé en primera fila y morí en la misma guerra.

-Y... es por eso que te lo pedí antes,que te alejaras... No quiero hacerte daño, Tam, no me lo perdonaría nunca.-dije ya llorando a moco tendío'(?) y tratando de hacerme el fuerte, cosa que no conseguía.

Realmente no podía creerlo, si estuviese de pie (LOL, mi mente pervertio eso xD) me hubiesen flaqueado las piernas y caido.
Mi respiración se aceleró y sentí un dolor terrible al verlo con esa cara de perro degollado que no pude evitar acercarme a él y abrazarlo, por peligroso que llegasé a ser.
Realmente podría dar todo en ese momento para no verlo triste, para no verlo llorar. Él más que nadie merecía ser feliz. -¿Sabes?- murmuré. -Yo podría permanecer a tu lado por siempre, sin importar lo que sucediera.- lo observé. -Mi corazón late por y para ti.- le sonreí con ternura, mientras lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. Deje una mano libre mientras bajaba la otra para rodear su cintura y la que tenía libre la ocupé en secar las lágrimas que caían de sus ojos, luego pegué mi frente contra la suya, me relamí los labios y dije de la forma más sincera con la que jamás había hablado en toda mi vida:
-Gee, te amo.

Oh dios, éso sonó realmente Gay. Se le aceleró la respiración de una forma para mi completamente sensual. Parecía no gustarle éso de verme triste. Me dijo las cosas más bellas que pude siquiera pensar. Su corazón latía por mi... Entonces sería yo bueno y no le arrebataría ésos latidos por nada del mundo, sentirlo abrazándome y notar su acelerado corazón, me hacía realmente feliz... Él también parecía que iba a llorar...

Rodeó mi cintura y secó mis lágrimas mientras me dijo que me amaba. Le sonreí tristemente llorando de alegría (¿Eso es posible?)-Yo también.-le contesté con toda mi alma. No quería romper el momento diciéndole que él moriría de viejo y yo seguiría vivo por los siglos de los siglos, Amén. Aunque... Nah, sí el se moría yo me suicidaba, era obvio.-Te amo, te amo, te amo demasiado...-dije con fuerza

Era imposible estar más feliz de lo que yo estaba, simplemente sentía como mi pulso se aceleraba un poco más.
-Yo también te amo.- le susurré. -Te amo en verdad, te amo, te amo.
Si fuese por mí me lanzaría arriba suyo y posteriormente me lo llevaría a MI casa, a MI cuarto y a MI cama.
Bien, eso de verdad sonaba terriblemente gay ¿Pero y qué? Realmente me traía sin cuidado.
-Oye...- murmuré, aún sin estar seguro si iba a preguntar lo que iba a preguntar: -Algún día... No es que quiera, pero sí algún día... ¿Me convertirías?- lo miré, ilusionado, aunque seguro de que no debí preguntar eso.

Genial, ahora éramos dos malditos enamorados. Pero era guay, yo que siempre había detestado cualquier cosa en referencia al romanticismo. Nos amábamos y eso sonaba terriblemente Gay pero ¿Y qué? Si por mi fuera me dejaría arrastrar a SU casa, a SU cuarto y a SU cama y que me hiciera lo que el quisiese. Qué gay suenan mis pensamientos, díos mío.

Murmuró sin estar muy seguro de lo que iba diciendo. Algún día, dijo. ¿Convertirlo? La ilusión en sus ojos delataba que el "no es que quiera" era de mentira, muy de mentira. Lo miré severo y entorné la mirada.-No te deseo nada que te cause mal, Tam. Y no es que yo crea en es de que la gente pierde el alma y ésas chorradas, sinceramente me la sopla mi alma y tu alma y lo que sea, pero el proceso es terriblemente doloroso además de que puedes morir... No te voy a convertir, Tam, no hasta que haya pasado tanto tiempo contigo que me sea difícil recordar el primer día.-fue mi decisión mi mente añadió un "O hasta que seas incapaz de controlarte y lo muerdas". Rodé la vista echándole bronca a mi subconsciente vampírico, teníamos demasiada "RAM" los vampiros y podíamos pensar en varias cosas a la vez.

Me quedé viéndolo sin disimulo, ya no tenía que disimular, e hice algo que siempre quise hacer: Lo peiné. Okay, éso fue raro. Pero ¡Amaba su pelo! Lo abracé por los hombros y lo atraje a mi, su cálida piel constrastaba con la mía. Besé su frente y me recliné un poco con él apoyado en mi, alzando la mirada a la luna.

-Es hermosa... pero tu eres más hermoso.-le dije tranquilo. Realmente lo tendría que convertir tarde o temprano, o eso o los Vulturis lo matarían, o en cas de golpe de estado, las Romanov también le harían daño si sabía nuestro secreto.

-Ahora ves porqué nunca llego tarde a los sitios. La eternidad es aburrida pero ahora se me antoja interesante.-le comenté de nuevo con una sonrisa que no pudo ver.